domingo, 15 de marzo de 2009

Blogeando

Sí, queridos lectores, los tengo abandonados. Pero no es que no quiera escribir ya más. ¡No!

Hace ya unos años que no pasaba momentos tan inolvidables e increíbles en la universidad. Voy casi todo el día (me levanto a las 5 de la mañana para presentarme a las 7 en mi primera clase), y cuando termino clases me voy al abierto (laboratorio abierto) y realizo mis proyectos. Gente tontita trata de espantarme diciéndome que no voy a poder con toda la carga de trabajo que el semestre me avecinará. No están del todo locos, pero no me conocen. No me estoy sobrevalorando, pasé 8 semestres haciéndolo y conozco mis debilidades. Ahora vuelvo a ver a mis mejores amigos (algunas personas ya no me hablan, no me importa), y hasta nos volamos clase juntos (que días aquellos en los que no importaba volarte bien una clase, un día o una semana de clase. Ya más tenía sus consecuencias). El martes llevaré mi guitarra, tocaremos todas aquellas rolas que nos recuerden el concierto de Radiohead del día anterior. Haremos café y soñaremos. Ok, siempre hay tiempo para soñar. 

Me la he pasado leyendo blogs intolerantes (mis buenos lectores ya sabrán de cuales hablo). Niñas un tanto cultas escribiendo intolerancias y otros dolores anales. Músicos, cineastas o escritores frustrados. O las clásicas entradas de crítica política o social, de aquellas intolerancias como "este wey es religioso, ergo, pinche mocho de mierda, me caga el clero..." O el mítico recurso de hacerse el gracioso para disfrazar machismo, racismo, clasismo, oportunismo, uno mismo, cubismo, erotismo, realismo.

¿Qué pasa señores?  ¿Acaso la interred se ha convertido en el espacio por excelencia para exponer intolerancias? ¿Acaso nadie se da cuenta? O todos somos felices de leer estas intolerancias. Nos identificamos. Nos decimos: mira esa chava intolerante, quisiera ser como ella.  Y la cantidad de blogs que nacen imitando un blog de intolerancias.

No señores, no está bien. Habrá que usar la libertad de expresión para crear conciencia, no fastidiar.

Por eso no escribía, queridos lectores. Y dejo de escribir ahora porque esta entrada ya se torno intolerante. Punto

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